Recientemente ha ocurrido una catástrofe humanitaria en Haití, a resultas de un terremoto. Algunos medios han citado unos cuantos países que contribuyen o contribuirán con ayuda humanitaria: Argentina, Estados Unidos, Francia, Venezuela, China, República Dominicana, Colombia, Bélgica, Luxemburgo, Reino Unido, Islandia, Italia, México, Canadá, Chile, Ecuador, Nicaragua, Cuba, Japón, Corea del Sur, Marruecos, España, Brasil e Israel.
Sí, exacto, Israel. El malévolo ente sionista se encuentra entre las naciones que enviarán ayuda humanitaria al devastado Haití. Claro que ello sólo ha sido citado de pasada por ADN. Y, para qué engañarnos, no apostéis por una gran cobertura en España a este respecto. Algunos países son mencionados por su ayuda a Haití (o a cualquier otro devastado lugar) en los más importantes medios (no es que ADN lo sea, ¿verdad?) porque son naciones importantes (es el caso de los Estados Unidos o el de Francia) o porque se trata de la nuestra (España), mientras que a otras se las tiende a mencionar de pasada o se las ignora en la mayoría de los medios españoles, como si sus dirigentes se hubieran quedado de brazos cruzados sin hacer prácticamente nada.
En la mayor parte de los casos, ocurre que son países poco importantes en el escenario internacional, porque raras veces intervienen de forma decisiva en la toma de las más importantes decisiones en ese escenario o simplemente no generan debates, polémicas o conflictos que merezcan la atención de la opinión pública mundial; participando en esos debates, polémicas o conflictos, en todo caso, de forma apartada, con un rol secundario que pasa casi totalmente desapercibido.
Un ejemplo es la bella y helada República de Islandia. Carece de fuerzas militares, pero posee una pequeña fuerza civil conocida oficialmente en inglés como Iceland Crisis Response Unit (Unidad de Respuesta a Crisis de Islandia). Este ente de naturaleza legal civil pero armado al mismo tiempo se encarga de misiones de pacificación y humanitarias, y tiene desplegados varios efectivos en Afganistán. Pero su rol en la I.S.A.F. (International Security Assistance Force o Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) es meramente secundario. La I.C.R.U. no participó en el derrocamiento del régimen talibán, que corrió a cargo, fundamentalmente, de estadounidenses y británicos. La Unidad se encarga fundamentalmente de mantener el orden y de ayudar al desarrollo de la población afgana en zonas relativamente seguras. Y al mismo tiempo, el Gobierno islandés no hubiese sido un serio oponente diplomático a la invasión del país centroasiático, caso de haber sido esa su postura.
El Gobierno islandés apoyó la invasión de Irak en 2003, e incluso tuvo a personal propio destacado allí, pero su rol era, como lo es todavía hoy en Afganistán, meramente secundario, de meras manutención de la seguridad y ayuda al desarrollo, y en lugares relativamente seguros. Lo peor de esa guerra fue objeto de atención por parte estadounidense y británica. Una hipotética oposición islandesa a la Guerra de Irak no hubiese significado absolutamente nada.
Ello se debe precisamente a que Islandia no es un país importante en el escenario internacional. Lo fue hasta cierto punto en la época de la Guerra Fría, cuando la O.T.A.N. (Islandia es miembro fundador) necesitaba una base en el Atlántico Norte, y la de Keflavík, en el suroeste de la isla, era la ideal. Cuando entre los años 50 y 70 Islandia fue aumentando unilateralmente su jurisdicción marítima hasta llegar a las 200 millas náuticas y los pesqueros y los navíos de guerra británicos empezaron a vérselas con la Guardia Costera islandesa (también civil), Reykjavík amenazó con cerrar la base de la O.T.A.N. en Keflavík, y la mismísima Royal Navy tuvo que achantar.
Pero a día de hoy, con la Guerra Fría acabada, Islandia no pinta nada. Por eso raras veces o nunca veréis en los medios que este país envía ayuda humanitaria; es más importante, de cara a la galería, lo que haga Obama (y conste que la respuesta de Obama está muy bien, nadie lo niega).
¿Es Israel un país importante? Sin duda. Se ve envuelto en un conflicto importantísmo (a pesar de ser uno de los más leves) en un lugar clave y especialmente hostil como es Oriente Próximo; esa importancia viene sobradamente demostrada por ser el conflicto árabe-israelí el más monitorizado del mundo, tanto a nivel político como a nivel de prensa, lo cual conlleva también la masiva monitorización de Israel. Cuando el Gobierno israelí hace o dice algo que guarda relación con la violencia o los derechos humanos, el Globo lo observa.
Pero al mismo tiempo el Estado judío es un país universalmente odiado. Aquí en España es un país sobre el que pesa una malísima reputación debido a unas doble moral y manipulación periodísticas a toda prueba, que a buen seguro se da en otros muchos países; y no hablemos ya de la actitud de los organismos internacionales, como la O.N.U., o de O.N.G.'s como A.I. y H.R.W. Y es por eso que la ayuda humanitaria israelí a Haití o a cualquier otro lugar pasa (y pasará) desapercibida para la opinión pública española.
Y ahora voy a hacerle un pequeño favor a mi adorada Islandia: mirad aquí.