Se trata de Robert L. Bernstein. Tal y como se puede leer aquí, y en palabras de Bernstein, H.R.W. critica con más frecuencia a Israel por violaciones de los derechos humanos que a cualquier otro país de la región. Dijo asimismo que Israel sirve de sede a por lo menos 80 organizaciones defensoras de los derechos humanos, prensa libre, un Tribunal Supremo que no tiene reparos a la hora de sentenciar contra un Gobierno democráticamente elegido, múltiples partidos políticos, etcétera. Algo de lo que carecen los países de su entorno (exceptuando quizás a Turquía), sometidos a regímenes brutales y opresores.
Bernstein destaca la pérdida de perspectiva crítica por parte de H.R.W. en lo que respecta al conflicto israelo-palestino y a organizaciones terroristas como Hamas y Hezbollah, detrás de las cuales está Irán, que ha llamado al genocidio; todo ello en clara contravención de las leyes internacionales.
"Los líderes de Human Rights Watch saben que Hamas y Hezbollah escogieron hacer la guerra desde áreas densamente pobladas, transformando deliberadamente barrios en campos de batalla. Saben que más y mejores armas está fluyendo tanto a Gaza como al Líbano y están listas para atacar otra vez. Y saben que esta militancia continúa privando a los palestinos de cualquier oportunidad de una vida pacífica y productiva que merecen. Todavía Israel, la repetida víctima de la agresión, encara la mayor parte de las críticas de Human Rights Watch."
Según Bernstein, la toma de decisiones sobre un terreno confuso como la Franja de Gaza constituye una dificultad añadida a la hora de juzgar si se han cometido o no crímenes de guerra, especialmente cuando la información recogida sobre la sucesión de hechos con motivo de una investigación posterior está basada muchas veces en testimonios políticamente motivados o sujetos al terrorismo de Hamas. Añade el ex-responsable de H.R.W. que un error cometido con motivo de una acción enfocada a la autodefensa no puede ser confundido con un mal cometido intencionalmente.
"Sólo retornando a su misión fundadora y al espíritu de humildad que la animó puede Human Rights Watch resucitarse a sí misma como una fuerza moral en Oriente Medio y por todo el mundo. Si falla al respecto, su credibilidad será seriamente dañada y su importante papel en el mundo disminuirá significativamente."