sábado, 11 de diciembre de 2010

¿Sasha Alexander o Manuel Tapial?

Mientras comienzo esta entrada es ya muy tarde, de madrugada, y va siendo hora de ir para cama. Hubiera empezado antes con esto de no ser porque le di prioridad a la entrada que previamente terminé sobre Sasha Alexander. La pregunta era con quién empezaría, si con la actriz estadounidense o con Manuel Tapial, y la pregunta ahora es quién me acompañará esta noche (o lo que queda de ella, más el tiempo que siga durmiendo durante el día) en mis sueños, si ella, otrora encargada de cubrir el papel de la entrañable agente especial Caitlin Todd en NCIS, o Manuel Tapial, un no tan entrañable activista pro-palestino, pero al que se le da muy bien hacer del bueno de la película, cuando lo cierto es que no lo es tanto.

Hmm... Iré meditando la respuesta a mi actual dilema mientras termino la presente entrada.

Manuel Tapial es uno de los tres activistas españoles que estuvieron a bordo del Mavi Marmara. Su cuenta Facebook fue desactivada, organizándose una campaña para la rehabilitación de la misma que tuvo éxito. Y al poco de volver, organizó un evento en la red social consistente en un acto de homenaje a los nueve activistas muertos a bordo del barco arriba citado, con escultura y todo.

Yo me dejé caer por el evento de Manuel Tapial, escogiendo la opción "No asistiré", en la medida en que ni estaré físicamente presente ni estoy a favor de homenajear a personas que participaron en un acto de provocación gratuita e innecesaria contra Israel.

El caso es que yo escribo de vez en cuando sobre lo que el activista escribe, dice o hace, basándome en lo que sobre él leo en Internet, particularmente en Facebook. Y en una ocasión una tal Tere González se dejó caer por el Muro de Manuel Tapial en orden de preguntarle si las recientes revelaciones de WikiLeaks habían mostrado algo sobre Israel; presumiblemente, algo que lo desacredite, claro.

Pues yo decidí responder y de paso desilusionar a la tal Tere en el evento Facebook arriba citado. Fui allí y puse un enlace a un artículo mío en el que, en inglés, cité tres revelaciones de WikiLeaks que, lejos de dejar en evidencia al Estado judío, fortalecen algunas de sus posiciones oficiales. Ello viene marcado como #1 en la captura de pantalla que revelo en esta entrada de mi blog. Y marcada como #2 viene la respuesta de Manuel Tapial. Atención, porque la cosa tiene tela:

"Coincide que parece ser que Frans Midtskogen es un firme defensor de Israel y ademas, en el blog que ha enlazado, ha venid0 haciendo un seguimiento escrupuloso de de mi persona y de mis amistades en Facebook señalandome peligrosamente por lo que os informo que 'atentos a este personaje'. En cualquier caso, ya está en manos de mis abogados por si pudiera haber cometido un delito de amenazas."

Para que conste que esto no me lo estoy inventando, presento a continuación la aludida captura de pantalla que demuestra la certeza de lo que escribo aquí.



Pues eso.

¿Qué podríamos decir de la respuesta de Manuel Tapial a mi aportación al susodicho evento Facebook? Para empezar, se ha pasa por el forro el tema central del que trato en ese artículo. Es lógico: a veces ocurre que surgen evidencias en favor de aquellos a quienes uno suele contradecir, perdiendo credibilidad lo que uno mismo defiende. Y eso duele.

En segundo lugar, me tilda de "firme defensor de Israel", lo que es verdad; claro que yo sí soy capaz de asumir que Israel ha cometido errores históricos y que los palestinos tienen sus derechos. No defiendo a Israel cuando las evidencias por mí conocidas parecen revelar que ha obrado mal, y reconozco las virtudes de los palestinos cuando éstas me son reveladas. Los errores de Israel me duelen, y las virtudes de los palestinos me parecen salientables y alentadoras (me gustaría saber si Manuel Tapial muestra el mismo entusiasmo cuando se le revelan las virtudes de los israelíes).

En tercer lugar hace referencia al hecho de que procedo usualmente a un "seguimiento escrupuloso" de su persona y de sus "amistades en Facebook", lo que ya no es tan cierto. La monitorización de las actividades de Tapial en Facebook la realizo, simplemente, de vez en cuando. Ni estoy efectuando tal seguimiento a todas horas ni espero meses para proceder a ello; ejecuto tal actividad con una frecuencia intermedia, unas pocas veces por semana. Recopilo la información, la que me parece interesante (que es la menor parte) la almaceno a través de capturas de pantalla y la publico, o no. Porque la mayor parte de lo recogido hasta ahora todavía no lo he publicado.

Por otro lado, yo no hago un seguimiento de su persona, sino que monitorizo sus actividades en Facebook. Lo primero implicaría saberlo todo sobre él, incluyendo su vida privada y un montón de información sobre él no relacionada con nuestras respectivas posturas sobre el conflicto árabe-israelí. Pero yo simplemente le dedico mi atención cuando se trata de las declaraciones que él hace públicamente sobre el citado conflicto, y nada más. Todos los demás aspectos de su vida, incluyendo los de índole privada, no me interesan, y aunque tuviera acceso a ellos, no los publicaría. Y en lo que respecta al activismo que ejerce sobre otras materias, no me interesa.

Como tampoco me interesan aquellos a los que tiene agregados en Facebook. Yo no hago un "seguimiento escrupuloso" de esas personas. Tan sólo de forma ocasional las menciono, limitándome a informar sobre lo que escriben en su Muro o acerca de los comentarios que hacen sobre las aportaciones del activista.

En cuarto lugar, afirma que lo señalo "peligrosamente", con lo que los demás pro-palestinos que participen en el evento aludido o que tengan agregado al activista deben tener cuidado. La verdad es que nadie tiene por qué tener cuidado conmigo; estoy lejos de infligir cualquier daño ilegítimo a alguien sólo por su ideología. Y vuelvo a repetir que es a Manuel Tapial a quien monitorizo con relativa frecuencia, no a terceros, y que limito tal actividad a la legítima crítica relativa al activismo públicamente desplegado por una persona.

Es por eso que, para ir terminando, me choca la última afirmación del activista: pondrá mi monitorización de sus actividades en Facebook en conocimiento de sus abogados, por si un servidor hubiera incurrido en un "delito de amenazas". Tócate los cojones...

Tal delito viene recogido en los artículos 169, 170 y 171 del Código Penal vigente en España. Y enlazo a esos artículos para que Manuel Tapial y sus abogados se los lean bien. Porque a ver cuál es la base para acusarme de algo así. ¿Cuándo y de qué forma lo he amenazado? ¿En qué consistió la amenaza? ¿Es esa pretendida amenaza creíble, caso de que exista? Os lo voy a decir yo: en ningún momento lo amenacé. Nunca le di a entender de ninguna de las maneras, ni siquiera de forma sutil (y conste que una amenaza tiene que ser explícita para castigar a su autor), que yo fuera a hacerle cualquier clase de daño.

La verdad es que no he cometido delito alguno contra su persona. Él ejerce públicamente el activismo, y se le responde en consecuencia. También a mí se me responde sobre lo que escribo aquí y en otros lugares, y por cierto, a mí no se me habrá amenazado, pero sí se me ha injuriado (¿por qué creéis que he introducido la moderación de comentarios?), cosa que tampoco he hecho yo contra él. Ninguna falta ni ningún delito de los que figuran en el Código Penal español actual ha sido cometida o cometido por mí contra el activista. Jamás.

Lo mejor de todo es que sí podría existir acaso una causa probable contra Tapial por algún que otro delito. Por ejemplo, cuando el activista llama al boicot contra los productos israelíes, podría estar cometiendo (usaré este tiempo verbal por si acaso me equivoco, y así evitar incurrir en un delito de calumnias) lo que el Código Penal español vigente tipifica como delito cometido con ocasión del ejercicio de los derechos fundamentales y de las libertades públicas garantizados por la Constitución. Más específicamente me refiero al artículo 510.1 del citado Código, con cuya definición encaja el llamamiento al boicot contra los productos de un país, sólo por el mero origen nacional (en este caso israelí) de quienes los venden o comercian con ellos.

Ya se dio un caso en el que un alcalde pro-palestino francés fue condenado en su país por incitación a la discriminación por razones de origen nacional al llamar al boicot contra los productos israelíes. Cuando el alcalde en cuestión apeló al Tribunal Europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa (areópago transnacional del que forma parte España), éste emitió una sentencia que confirmó el carácter ilegal y, por ende, punible, de este tipo de campañas.

Manuel Tapial acostumbra, además, a difundir, con temerario desprecio hacia la verdad, cuando no directamente con conocimiento de su falsedad, informaciones injuriosas sobre grupos muy concretos en relación a su origen nacional, su etnia, y su religión o creencias, y esos grupos son dos: israelíes y judíos. Ello podría encajar acaso con el artículo 510.2 del Código Penal español.

Manuel Tapial podría haber incurrido acaso en un delito de apología del terrorismo, al justificar a Hamas, una organización terrorista calificada como tal por la Unión Europea, de la que España forma parte. Justificar el terrorismo viene tipificado como delito de terrorismo en el artículo 578 del aludido texto punitivo.

En fin. Teniendo en cuenta todo lo expuesto en materia legal, ¿debo preocuparme por la posible demanda de Manuel Tapial contra mi persona por un presunto delito de amenazas? ¿Debo acostarme y romperme la cabeza con él, quien acaso debería tener más miedo del Código Penal que un servidor? ¿O debo por contra acostarme y pensar despreocupadamente en Sasha Alexander? Mis alusiones al Código Penal no dejan lugar a dudas sobre la legalidad de mis acciones e invitan a olvidarme del activista pro-palestino.

Entretanto, la inusitada belleza de Sasha Alexander, o mejor dicho, Suzana Drobnjaković, que es como se llama realmente, invita a todo lo contrario: a meterme en la cama, cubrirme con el edredón nórdico y, aunque sólo sea en mi imaginación, acurrucarme junto a ella y dormirme abrazado a su caliente cuerpo, pensando en su bello rostro... Está decidido. He tomado una decisión. He resuelto el dilema.

Hoy me acostaré, dormiré y descansaré, disfrutando de Suzana Drobnjaković.

2 comentarios:

  1. ¡BRILLANTE! ¡Le has caído con el código, bien de bien! ¡JAJAJA!

    Un abrazo

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  2. ¡Muchas gracias, Evelyn! Recuerda que en un par de días a más tardar actualizaré el blog.

    Saludos.

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