domingo, 4 de julio de 2010

¿Una solución de cinco Estados?

El pasado viernes 25 de junio de 2010, The Jerusalem Post publicaba un artículo de opinión escrito por Daniel Gordis, en el que éste denunciaba magistralmente los riesgos existenciales a los que se enfrenta el Estado de Israel. En el citado artículo, Gordis satirizaba sobre una hipotética solución, no de dos, sino de cinco Estados. Hela aquí la traducción al español:


"Los que argumentan que la solución de dos estados no funcionará quizá tengan razón. Es más probable que vayamos a necesitar cinco estados: Hamastán, Fatahlandia, Palestina, Haredia e Israel.

Por fin, aunque con años de retraso, los israelíes se han despertado esta semana con la sensación de que nos enfrentamos a una nueva amenaza existencial. Sí, fueron necesarios 100.000 'Hombres de Negro' en el centro de Jerusalén para captar el problema, pero finalmente lo conseguimos. Tan peligrosos como son la deslegitimación de Israel y el espectro de un Irán nuclear, Israel no está menos amenazado por una creciente población de fundamentalistas religiosos que insisten en su derecho a una discriminación racial en sus escuelas y que rechazan categóricamente la legitimidad y la autoridad del Tribunal Supremo. Rechazan, en otras palabras, la idea de un Estado 'judío y democrático'.

Hay más, por supuesto, incluyendo el tratamiento de los sefardíes (incluso de los haredíes sefardíes), la actitud a menudo despreciable hacia las mujeres en sus comunidades, su tendencia hacia la violencia (cuando se irritan, atacan a los trabajadores, a los agentes de policía e incluso al rabino haredí que instó a los padres de familia sefardí a ir ante el Tribunal Supremo) y, lo que resulta más obvio, que no están dispuestos a compartir la carga de la defensa de este país.

Este tipo de cáncer amenaza con destruir todo lo que hemos construido. Sí, es una dura metáfora, pero es conveniente. Como ha demostrado Dan Ben-David del Taub Center, a pesar de su estabilidad económica actual, el Estado de Israel simplemente sería insostenible económicamente si las cosas continúan de esta manera. Salvo un cambio dramático en la política, el país se hundirá bajo el peso de estas 'células' haredíes que consumen la energía de los mejores de nuestro cuerpo social. No hay nada inherentemente malo en una célula cancerosa, sólo que mata al organismo que desesperadamente deseamos preservar. Los haredim tienen todo el derecho a vivir como quieran, pero eso no quiere decir que debamos permitirles que destruyan el país que hemos construido con un coste tan elevado en el último siglo.

Los nervios de la semana pasada sugieren que la mayoría de los israelíes creen que no hay mucho que se pueda hacer. No estoy de acuerdo. Con disculpas a Jonathan Swift, ofrezco la siguiente y modesta propuesta para nuestra consideración colectiva.

Los que argumentan que la solución de dos estados no funcionará tienen razón. No necesitamos una solución de dos Estados, sino una solución de cinco Estados.

1.- Hamastán se creará en el territorio ahora conocido como la Franja de Gaza, y se regirá por las mismas personas que ya la controlan. Al igual que Irán y Corea del Norte, Hamastán sobrevivirá gracias a su fuerza y al uso del terror, hasta para sus propios ciudadanos. Sus fronteras son ya reconocidas internacionalmente. Ya tiene una bandera, y simpatía internacional en abundancia.

Sí, tiene pocas comodidades, por lo que se supone que mientras Israel continúe con el bloqueo (no en vano han jurado destruir a Israel) se tendrá que continuar introduciendo ayuda humanitaria masiva, ya sea por mar o por tierra. Pero tal vez Egipto abra sus fronteras y deje que fluyan los productos desde el sur. Después de todo, Hamastán no ha jurado destruir Egipto. En resumen, en Hamastán nada cambiará sino el nombre.

2.- Fatahlandia, en cambio, se creará en lo que hoy es Cisjordania, o Judea y Samaria. Afortunadamente, ya tiene una bandera. Podría convertirse en una democracia, aunque probablemente sería muy mejorable si tenemos en cuenta la tradición de los palestinos a la hora de crear instituciones transparentes y democráticas. Es cierto que también puede ser una grata sorpresa y que su democracia florezca. Sin embargo, igualmente es posible que una ausencia de esfuerzos por parte de Israel a la hora de apuntalar el andamiaje democrático de sus líderes, incline a Fatahlandia a caer en la dictadura. La suerte estaría echada, si Fatahlandia es democrática o simplemente otra versión del brutal régimen de Hamastán, realmente no será un problema de Israel.

Afortunadamente, incluso si Fatahlandia empieza como un régimen despótico, sin embargo, eventualmente podría cambiar. Como lo sabían estadounidenses como John Adams y sus compatriotas, y millones de ciudadanos de la antigua Unión Soviética y los sionistas que lo entendieron así antes de mayo de 1948, usted puede ganar su libertad cuando la desea verdaderamente y está dispuesto a arriesgarse – y a veces morir - por ella. Tal vez los fatahlandianos realmente anhelan la libertad de una forma tan importante como para estar dispuestos a morir por ella. Han demostrado que están dispuestos a morir por matarnos, ahora veríamos si también están dispuestos a morir para ser libres.

3.- Palestina será el país de los hoy en día denominados árabes israelíes. Cada vez más, los árabes israelíes se muestran totalmente inequívocos respecto al hecho de rechazar la idea de Israel como estado judío. Adalah es sólo uno de los grupos de apoyo a los árabes de Israel que han pedido abiertamente poner fin al carácter judío del Estado de Israel. Y los ciudadanos de Umm al-Fahm, ciudadanos árabes israelíes que se amotinaron después del reciente incidente de la flotilla, continúan dejando claro que quieren un tipo diferente de gobierno. Es hora de darles uno. A pesar de que sus fronteras tendrían que ser negociadas, Palestina se basaría en la sección del 'Triángulo' de Galilea, donde ese sentimiento es más fuerte. Y tendríamos que encontrar la manera de manejar las otras bolsas de población con ese sentimiento, y que no son contiguas geográficamente con el Triángulo.

Palestina probablemente sería democrática. Simplemente sería liberada de ese régimen opresivo judío que no puede soportar, y tendría libertad para trazar su propio camino. Y, sorprendentemente, Israel podría tener un estado vecino árabe con el que nunca ha estado en guerra.

Desgraciadamente, Palestina no tiene bandera. La bandera de la A.P. reinará en Fatahlandia, y la bandera de Israel, basada en la imagen de un talit, sería completamente inaceptable. El diseño de una bandera para Palestina será uno de los primeros retos a los que se tendrán que enfrentar los líderes del nuevo Estado.

4.- Haredia será un estado ultraortodoxo. Radicado principalmente en los barrios de Jerusalén de Mea Shearim, Geula y Sanhedria, junto con Bnei Brak y quizás algunas otras localidades, Haredia sería el país que desean los 100.000 manifestantes haredíes de la semana pasada. Ellos tendrían un Consejo Supremo de Sabios Rabínicos y no el vilmente secular Tribunal Supremo que tanto les ofende. Serían libres de hacer lo que quisieran con sus escuelas, y con sus sefardíes. Podrían imponer un sistema de leyes basado en la Halakha tal y como han hecho otros países con la Shari'a. Así prácticamente podrían garantizar la exclusión de todas esas influencias nefastas que tan profundamente reprochan al Israel contemporáneo. También podrían imponer todas las normas para la conversión que quisieran, y ello sin causar una ruptura con el resto del mundo judío que en realidad tienen más en común con Turquía que con lo que sería Haredia.

Los haredim actuales ya tienen un partido político llamado Degel HaTorah, la bandera de la Torá. Sin duda, ya tendrán algunas ideas para su bandera. Cómo se defendería Haredia de los ataques de elementos procedentes de Hamastán y Fatahlandia, admitámoslo, no está aún del todo claro. Defenderse, después de todo, supone un compromiso serio, una voluntad de riesgo y mucho entrenamiento. Hay una posibilidad real, por desgracia, de que Haredia sea totalmente incapaz de defenderse, y que los haredianos (probablemente algunos sólo les llamarían haredim) se encuentren entre los grupos más abandonados y vulnerables de Oriente Medio. ¿Cómo reaccionará y qué tendrá que decir el mundo ante esto? ¿Habrá una efusión de simpatía y de preocupación similar a la que existe ahora con los palestinos de Gaza? Vamos a aprender mucho sobre el mundo al ver cómo esos países acuden en defensa, física y verbal, de la solitaria Haredia frente a sus vecinos árabes.

5.- Israel será el estado judío y democrático de la región. No tendrá fronteras reconocidas, pero al menos tendrá una bandera. Estará habitado en su mayoría por judíos, aunque algunos árabes israelíes puedan decidir permanecer como israelíes en lugar de convertirse en palestinos, y deberán ser bienvenidos. Lo mismo puede suceder con aquellos haredim que estén dispuestos a reconocer la legitimidad del Tribunal Supremo y decidan vivir en una entidad sionista. Si quieren ir al ejército y están dispuestos a vivir de sus propios salarios y no de los subsidios del gobierno, entonces también ellos deberán serán bienvenidos.

Israel será una especie de gran tienda de campaña. Bajo su techo acogerá a religiosos y laicos, de derechas y de izquierdas, partidarios del libre mercado y aquellos más inclinados hacia el socialismo. Será el hogar de Im Tirtzu, una organización de estudiantes de centro derecha que busca restaurar el sionismo israelí en unos campus donde no se ahorran críticas a Israel, y de Rompiendo el Silencio, ese grupo de ex-soldados de las I.D.F., pacifistas y otros alistados que viajan por todo el mundo revelando aquello que se desea escuchar acerca de los excesos del poder israelí. También será el hogar de Avigdor Lieberman y Naomi Chazan (New Israel Fund, centro de las O.N.G.'s de izquierdas y post-sionistas).

Finalmente, por supuesto, lo más probable es que tanto Palestina como Haredia descubran que la construcción de un país es un negocio muy complicado. Se necesitan hospitales y policía. Se necesita un sistema judicial. Se necesita gente que haga funcionar la compañía de electricidad y los teléfonos, a personas que puedan pilotar aviones y a personas que puedan representarles ante la comunidad internacional. Y entonces descubrirán como todas esas ayudas de los movimientos judíos reformistas y conservadores han ayudado a construir Israel y realmente han hecho la vida mucho mejor.

Así que puede darse el caso de que vengan arrastrándose ante nosotros y rogando que los anexionemos y les permitamos regresar. Imaginen que Israel ya no se anexiona territorios, sino que son los propios territorios los que desean en realidad ser anexionados. Será un soplo de aire fresco.

Sin embargo... esperen un poco, no vayamos tan rápidos. Tal vez queramos acogerlos, o tal vez no. Porque para entonces, con suerte, deberíamos tener una seria conversación nacional sobre lo que nuestro país debe comprometerse a ser. No estamos avergonzados de ser un estado judío y democrático, y debemos discutir lo que su preservación requiere. Así que vamos a decirles quiénes somos. Pueden unirse a la empresa llamada sionismo, o al menos convivir con ella y respetarla, o por el contrario pueden seguir siendo independientes.

Pero no deberíamos ser arrogantes acerca de este escenario, de hecho también es profundamente triste para Israel. La mayoría de los israelíes se enorgullecen del compromiso de su país por la diversidad, aunque a veces esté lejos de ser perfectamente aplicado. Su compromiso con la heterogeneidad, con la libertad, es a la vez una de sus grandes fortalezas y una de sus grandes debilidades. La ruptura de la región en esas naciones dispares sería una muestra de esa debilidad, además de privar a Israel de su fuerza potencial. Es una posibilidad que Israel debería desear evitar.

Lo que provoca que Israel se aparte de esas imaginadas naciones se debe a que no desea purgar de sus filas a aquellos que son diferentes. Pero, lentamente, no parece existir otra opción. El desafío actual de sus dirigentes – que apenas son capaces de zafarse de su incapacidad para tomar alguna decisión sobre cualquier cuestión - es tomar las medidas suficientes para demostrar a esas poblaciones que, en un mundo ideal, preferiríamos vivir con ellos. Pero aún más que eso, deseamos sobre todo sobrevivir. Por lo tanto, si sobrevivir significa vivir sin ellos, que así sea.

La verdadera carga se halla en esos grupos que se niegan a aceptar la idea de Israel como un Estado judío y democrático y que exige a los israelíes demostrarse a sí mismos cómo pueden sobrevivir con ellos dentro, y así creer que su inserción continuada en nuestro país no le llevará a éste a su desaparición definitiva."

4 comentarios:

  1. ¡Muy bueno! Es tal cual.

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  2. Como se me escapó un punto importante a criticar del artículo, quisiera señalarlo ahora. Es cierto que la mayoría de los "haredim" le hacen daño a Israel, pero se está produciendo una "revolución" silenciosa entre ellos, en el sentido de que cada vez hay más en la educación académicos, más en el mercado de trabajo y más en el ejército. Es decir, que se están integrando lentamente.

    Calificar lo sucedido como "discriminación racial" no cabe, sí como discriminación, en el sentido cultural. Sería un poco largo explicarlo. Para ello, recomiendo escuchen la siguiente entrevista:

    http://www.radiojai.com.ar/OnLine/notiDetalle.asp?id_Noticia=49686

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  3. Hay un batallon Haredi en el ejercito israeli
    su pagina wweb es www.nahalharedi.org
    sies verdad que son una proporcion muy pequeña del mundo haredi=jaredi(español )Pero es un comienzo

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  4. VIsten esta pagina www.nahalharedi.org
    esta en ingles.

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