Esta historia me llegó por correo electrónico. El original en inglés, de manos de Hagai Segal para ynetnews, se puede leer aquí (en inglés). Hela aquí la traducción al español, prácticamente tal y como llegó a mí de manos de la Asociación Galega de Amizade con Israel:
"Qué casualidad: Uno de los terroristas que hace un mes aproximadamente asesinaron al agente de policía israelí Shuki Sofer fue designado dos meses antes como un 'caso humanitario'.
Esta es la historia: La hija de este miliciano palestino, de seis años de edad, requería cirugía para extirparle un tumor en el ojo y por ello fue hospitalizada en el Hospital Hadassah Ein Kerem de Jerusalén, a expensas de una organización israelí sin fines de lucro. Durante el interrogatorio posterior del padre por el Shin Bet, tras producirse el asesinato y ser detenido, el terrorista dijo que estuvo junto a su cama en el hospital.
Ahora, imagínense por un momento que el establishment de seguridad se hubiera negado a otorgar a la niña un permiso de entrada en Jerusalén. Misericordiosas organizaciones de derechos humanos y médicos sin fronteras inmediatamente hubieran alimentado a los medios de comunicación con una nueva historia de la indiferencia mostrada por el gobierno del ocupante: una historia sobre una niña enferma palestina, sobre sus pobres padres preocupados y sobre el bloqueo militar.
De acuerdo con la retórica común para estos casos, sobre todo aquí, alguien tendría que hacer notar que con actitudes como esas por qué después nos preguntábamos por el odio de los palestinos. Gracias a Dios eso no sucedió, las 'pérfidas autoridades' ocupantes mostraron misericordia con la familia en cuestión, y ello sin necesidad de que intervinieran el Tribunal Superior de Justicia o el grupo de derechos humanos B'Tselem, y la niña fue atendida en el hospital de Jerusalén.
A pesar de esto, su padre, el terrorista, no logró librarse de su odio. De acuerdo con la reconstrucción realizada por la investigación, siguió con el plan del asesinato que más tarde llevaría a cabo mientras su hija estaba hospitalizada.
De hecho, parece ser que el terrorista palestino estaba más preocupado por los judíos (pero no por su salud), mientras que los equipos médicos trataban a su hija como si fuera una hija propia.
No obstante, ya verán como más tarde los palestinos se preguntarán por qué tenemos controles de carreteras."
La educación en el odio sólo puede revertirse en la generación siguiente. Por eso, para que llegue una paz verdadera y la posibilidad de una convivencia, se debe comenzar por la escuela. Lamentablemente, no hay indicios de ello todavía.
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